Bartolina Sisa

5 de Septiembre Día de la mujer Indígena: la cruel muerte de Bartolina Sisa, la heroína aymara "atada a la cola de un caballo" por luchar contra el imperio español.
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Bartolina Sisa
Un día inexacto de agosto de 1750 nació Bartolina Sisa en la comunidad de Ocuire, municipio de Sapahaqui, en la provincia Loayza del departamento de La Paz, Bolivia. Sus padres fueron José Sisa y Josefa Vargas, originarios del Alto Perú, comerciantes de coca y de tejidos de lana que debieron mudarse a la Villa de Sica Sica ante las amenazas sufridas producto del sometimiento del que eran blanco los pueblos originarios.
A los 19 años ya conocía el oficio de sus padres y se lanzó sola al territorio. Durante sus innumerables viajes conoció ciudades, pueblos, minas, cocales y comunidades y, con ellas, la cruel explotación que hacía más de 300 años los españoles ejercían sobre los indígenas.
En uno de sus tantos caminos se cruzó con Julián Apaza, comerciante de coca y ex minero en Oruro. Se casaron en 1772 y tuvieron tres hijos varones y una mujer de los que no quedaron rastros. El más grande fue asesinado en 1783 y los sobrevivientes cambiaron de identidad.
Ambos convertidos en líderes aymaras, en 1781 fueron protagonistas del primer asedio a la ciudad de La Paz, punto clave en la lucha de la liberación de los pueblos originarios.
Bajo el nombre de guerra de Tupac Katari, Julián Apaza lanzó una proclama para el levantamiento popular: “Manda el Soberano Inca Rey de los Aymaras, que pasen a cuchillo a todos los corregidores, sus ministros y caciques, cobradores y demás dependientes. Como asimismo a todos los chapetones, criollos mujeres, niños de ambos sexos y toda persona que parezca ser española o lo sea, o que a lo menos esté vestida a imitación de tales españoles. Y que si esta especie de gentes se favoreciesen en algún sagrado o sagrados y algún cura u otra cualesquier personas impidiese o defendiesen el fin primario de degollarlas, también se atropelle por todo, ya pasando a cuchillo a los sacerdotes y ya quemando las Iglesias”.
Proclamados virrey y virreina aymara, Bartolina asumió las tareas de la guerra. Excelente montadora de caballos y ágil en el uso del fusil, quedó a cargo de un ejército de más de 80 mil hombres y mujeres en Pampahasi, que bajo sus órdenes cercaron la ciudad de La Paz dejándola sin agua y comida. El levantamiento duró más de cien días.
“Excelente montadora de caballos y ágil en el uso del fusil, quedó a cargo de un ejército de más de 80 mil hombres y mujeres en Pampahasi, que bajo sus órdenes cercaron la ciudad de La Paz”
Los primeros enfrentamientos entre originarios y españoles dejaron a estos últimos rendidos por insuficiencia numérica. El 17 de mayo, tras la partida de Tupac Katari a otro territorio, Sebastián Segura –líder de los españoles– mandó a un ejército de más de 300 hombres a Pampahasi para “vencer a la mujer que los comandaba”. Fracasó y Bartolina salió fortalecida.
Con el correr de los días el ejército español y los habitantes de La Paz comenzaron a perder fuerzas, por lo que fueron socorridos por la Real Audiencia de Charcas. Casi dos mil hombres armados les fueron enviados para replegar a los ejércitos originarios, y Bartolina debió refugiarse.
Traición, tortura y muerte
Al 30 de junio los ejércitos originarios estaban replegados casi en su totalidad y los europeos comenzaron campañas de “indultos” para quienes entreguen a los líderes de la revuelta. Escondida en Sopocachi, la virreina fue traicionada y entregada al ejército enemigo el 2 de julio de 1781.
Su muerte fue emblemática. Durante meses fue torturada por Sebastián Segurola para que traicione a los líderes de los otros levantamientos que se sucedían en todo el territorio pero ella nunca habló. Finalmente, tras varios intentos de negociaciones y levantamientos para lograr su liberación, fue condenada.
La sentencia leída aquel 5 de septiembre de 1782 dictaminó: “A Bartolina Sisa, mujer del feróz Julián Apaza o Tupaj Catari, en pena ordinaria de Suplicio, que sea sacada del Cuartel a la Plaza mayor atada a la cola de un Caballo, con una soga al Cuello y plumas, un aspa afianzada sobre un bastón de palo en la mano y conducida por la voz del pregonero a la Horca hasta que muera, y después se clave su cabeza y manos en Picotas con el rótulo correspondiente, para el escarmiento público en los lugares de Cruzpata, Alto de San Pedro, y Pampajasi donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas; y después de días se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo-ayo y Sapahagui en la Provincia de Sica-sica, con orden para que se quemen después de un tiempo y se arrojen las cenizas al aire, donde estime convenir”.
Su legado
En 1983 y tras celebrarse el “2° Encuentro de Organizaciones y Movimientos Indígenas de América” en Tiwanaku, Bolivia, los pueblos participantes definieron que cada 5 de septiembre se celebre el Día Internacional de la Mujer Indígena en honor a Bartolina Sisa, rebelde y libertaria de los pueblos indígenas de América Latina.
Escrito Carla Martilotta
Fuente: Notas Periodismo Popular – 29 de Noviembre de 2019

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