Naturaleza, y con poca gente

En este escenario incierto de fecha de reactivación turística, lo cierto es que no se podrá volver al turismo masivo, por un buen tiempo. Se elegirán destinos de naturaleza (que se contrapone al encierro), con poca aglomeración de visitantes (por las medidas de bioseguridad).
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En este escenario incierto de fecha de reactivación turística, lo cierto es que no se podrá volver al turismo masivo, por un buen tiempo. Se elegirán destinos de naturaleza (que se contrapone al encierro), con poca aglomeración de visitantes (por las medidas de bioseguridad).

El efecto del Covid19 vino a poner un parate a la economía global, sin precedente cercano. En estos tiempos al que vivimos confinados a una cuarentena social obligatoria de carácter global, la actividad turística no ha escapado a las generales de esta pandemia y se ha convertido en uno de los sectores económicos más perjudicados globalmente.

La OMT (Organización Mundial del Turismo) estima que al levantarse las restricciones internacionales, la actividad podría reducirse aproximadamente entre un 60 y un 80%, afirma esta organización además que, en ese escenario están en riesgo entre 100 y 120 millones de puestos de trabajo.

La  actividad turística,  al encontrarse en  el sector de los servicios y al necesitar  obligatoriamente el componente básico de la trasportación (traslado de la corriente turística), está condicionada entonces por el funcionamiento de las compañías aéreas, de autobuses y de trenes, entre otros servicios de trasportación.

El Covid 19 le ha puesto a estos servicios un verdadero toque de queda único e inusual. Recién después de más de 70 días de confinamiento obligatorio se comienzan a ver fechas y una suerte de cronograma de liberalización de vuelos internacionales en algunos países europeos.

Según los datos de HOSTELTUR y la IATA (Asociación Internacional de Trasporte Aéreo), el sector podría ver reducido sus ingresos en  55.000 millones de euros en sus reservas programadas hasta el 30 de junio del corriente año, con una caída aproximada con respecto al año anterior de cerca de un 38%, y una pérdida total en este primer trimestre de 35.400 millones de euros. Con estos datos la IATA considera que el sector pone en riesgo 25 millones de empleos.

Varios de los componentes de las actividades económicas tuvieron que rápidamente adecuar sus prestaciones para poder reacomodarse a las necesidades y a la nueva demanda en esta etapa de  cuarentena o, por lo menos, readecuarse para que las pérdidas no sean totales.

Pero para la actividad turística, las restricciones aplicadas fueron totales, siendo de esta manera el sector más afectado y una de las últimas de las actividades que re-iniciarán sus actividades, pero a esto habrá que sumarle un condicionamiento más: la vuelta a la prestación de los servicios en condiciones normales será lenta, muy pausada, debido a que levantamiento de las restricciones de los viajeros será programada y se desarrollará lentamente conforme al mejoramiento sanitario de los países y a los protocolos de salud.

Este es el contexto de un  nuevo desafío de reactivación de la actividad hacia adelante, una reactivación que seguramente será lenta y dependerá mucho del levantamiento del confinamiento a nivel mundial y que se reduzca el avance del virus.

Como herramienta capaz de  mitigar esta situación y  comenzar con la refundación de la actividad turística, la literatura especializada de estos momentos apela a dos palabras muy recurrentes que pareciera ser por el momento las más utilizadas por todos en el TRADE:  Resiliencia y Cercanías.

La primera palabra hace referencia a la enorme capacidad que tiene el turismo de poder readecuarse a las necesidades, a reponerse de los fenómenos naturales,  a sobrellevar los cambios de hábitos o a las necesidades del entorno o de los mercados, en definitiva resiliencia puede ser aplicada como el concepto válido para poder explicar la gran capacidad que posee el turismo para resistir y reaccionar ante estímulos o hechos adversos.

Una palabra adaptada a las necesidades del turismo por el universo de las noticias,  puesto en boga en poco tiempo,  alega al fenómeno de resiliencia, palabra que  proviene del mundo de la ingeniería, más precisamente de las ciencias de los materiales, responde a la capacidad que posee  un material de absorber energía elástica cuando es deformado y a ceder nuevamente a su estado natural  cuando se la deja  de aplicar  la carga, la situación es conocer por medios de ensayos  cuál es su límite de resistencia  o su límite elástico, conocer la fatiga del material y que tan durable es, esto se logra conocer  por medio de ensayos.

En un apartado muy especial para este fenómeno ingenieril aplicado al turismo se deberá   destacar en los ensayos, que la resiliencia de la misma será otra, los destinos turísticos durante  un tiempo o por lo menos durante el tiempo que dure la reapertura global, no soportarán una carga extra de sobresaturación de visitantes, al contrario la demanda se verá reducida drásticamente y esto permitirá a los destinos quitarse la fatiga provocada por la masividad y generar un escenario de recuperación del o los patrimonios turísticos.

La verdadera resiliencia de los destinos pasará por lo económico, recaudar menos,  y eso es una verdadera carga extra al sector al cual hay que sumarle una segunda fuerza más, que ya llevan más 70 días sin ingreso y con reservas caídas. En definitiva resiliencia es la capacidad de los sistemas turísticos para recuperar su estado de equilibrio antes Fluctuaciones Externas (Entorno Turístico).

La segunda palabra puesta en boga corresponde a cercanías, una palabra muy utilizada y que además es muy familiar a todos, pero que en el entorno del turismo, trae mayor confusión que certezas.

¿A qué nos referimos cuando utilizamos este término? En principio todos acuerdan que a la definición de turismo de cercanías le corresponde pensar al mercado del turismo doméstico.

Muchos redoblan la apuesta a este mercado y consideran iniciar programas de revalorización del turismo interno, sin embargo para que ocurra esto, no deberán existir maás los controles de desplazamiento y las barreras sanitarias entre una provincia y otra, de persistir estas barreras será muy difícil poder desarrollar estos tipos de programas.

Para poder desarrollar el turismo de cercanías también hará falta la reapertura de los centros turísticos o los  grandes atractores, si estos se mantienen cerrados será muy difícil generar una corriente de visitantes,  nadie viaja a ningún lugar solo para utilizar servicios hoteleros. Para que esto no ocurra,  habrá que acelerar los protocolos sanitarios de ser posibles  para la reapertura de los principales atractores.

En términos económicos el turismo interno significa redistribución de ingreso y de recursos económicos, beneficiando a las economías regionales y locales.

Pero atención con esto,  las tarifas de los componentes de los servicios tienen que estar acorde a este mercado, los servicios que apuntaban al segmento internacional deberán readecuar sus tarifas o servicios, o seguirán sumando pérdidas, esperando la llegada de los visitantes extranjeros, cuando se levanten las restricciones.

Esta propuesta de cercanías estará considerada en términos espaciales, pensadas en la menor distancia posible que une al destino o atractivo de los grandes centros urbanos capaces de generar corrientes turísticas o en términos de niveles de conectividad, ahorrar tiempo en el traslado sin importar la distancia física.

La primera beneficia claramente a los centros turísticos que se encuentren cercanos a los grandes centros emisores como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y lo segundo beneficia a los destinos más importantes del país que poseen mayor conectividad de vuelos.

Algunos adherentes y más ambiciosos en la reapertura próxima del turismo hablan de cercanías, mencionando a localidades de una misma provincia en donde la actividad del turismo rural puede resultar una experiencia muy válida.

La realidad nos demuestra que la cercanía/proximidad se funda en la relatividad, ya que los escenarios futuros son suposiciones aún, a corto o mediano plazo es imprevisible, pero es muy previsible  que el turismo no retorne de forma masiva.

Las familias y visitantes post pandemia seguramente elegirán destinos de naturaleza (por la sensación que se contrapone al de encierro), con poca o nula aglomeración de visitantes (por las medidas de bioseguridad),  buscarán ofertas en precios y tarifas accesibles (por la economía caída e incierta) y en la «cercanía» a su lugar de residencia porque no se sabe aún cuánto estarán dispuestos a trasladarse, ni cuánto se les permitirá. Mientras seguiremos tratando de sumar alternativas.

Lic. Jorge Posdeley / Mgter en Turismo /Director de @Consulting

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