¡¡Absolución de culpas y mujeres al por mayor!!

No hubiese sido extraño escuchar ese anuncio en los puertos de España, en los que se ofrecía una oportunidad imperdible en el “nuevo mundo”: absolución de culpas, viaje por altamar, y una nueva tierra a plena disposición. ¿Cómo era la vida en esta región en la época en la que Alvar Núñez vio las Cataratas?
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Como tantos otros datos de la historia regional, la forma de vida en nuestra zona, en la época en la que el adelantado Álvar Núñez vio las Cataratas, fue sistemáticamente escondida u “obviada” por la historia oficial del centralismo nacional.

Tanto fue así que por mucho tiempo los misioneros creíamos, por la enseñanza oficial en las escuelas, que nuestra región solo tenía árboles y algunos “indios” mientras en “el país” sucedían hechos importantes como aquél famoso 25 de mayo de 1810.

Sin embargo, alejada de esa historia centralista, la realidad indica que en nuestra región de las Misiones sucedieron hechos importantísimos antes de los 1800 y tiene archivos mucho más antiguos que inclusive la fundación de la capital nacional.

Fue así que, buscando esos archivos escondidos, los historiadores actuales desentrañaron datos de la vida en esta región en esa época en la que el adelantado Álvar Núñez vio las Cataratas del Iguazú y lo registró en 1541.

Si bien en esta región los Guaraníes acostumbraban a tener más de una mujer, era propio para ellos retribuir con algún servicio por ellas a sus suegros y su familia, pero claro está, según las denuncias hechas por varios habitantes de esa época, que los  españoles no se dedicaron a investigar las costumbres locales y mucho menos respetarlas.

El historiador Felipe Pigna menciona en su libro “Mujeres tenían que ser”:

“(Expedicionarios, capitaneados por Juan de Ayolas) …a comienzos de 1537 a cercanías de la confluencia del río Paraguay con el Paraná, formalizaron una alianza con los payaguaes, que confiaban en que las armas de los recién llegados serían una interesante contribución a la guerra que libraban contra otras parcialidades guaraníes de la zona. Esta alianza se formalizó de la manera que era habitual entre los guaraníes: mediante la ‘entrega’ de mujeres”.

La enorme tergiversación por parte de los españoles  sobre la alianza “mediante entrega de mujeres” fue justamente el problema con el que se encontró Álvar Núñez cinco años después, cuando pasando por las Cataratas, llegó a Asunción para tomar su cargo de gobernador de toda esta región.

Se encontró con un estilo de vida totalmente desordenado, oportunista, y avasallante, lejos del respeto que los nativos habían pretendido haciendo alianza con ellos.

Una de las denuncias encontradas, mencionada también por Pigna, es la del ex-alcalde católico Alonso Aguado, quien en 1545 escribió: “Verdaderamente no vivimos como cristianos sino peor que los de Sodoma…” y “…Y no nos contentamos con imitar a la secta de Mahoma y su Alcorán que mandaba que pudiesen tener siete mujeres, hay algunos entre nosotros que tienen veinte y a treinta y a cuarenta y de ahí en adelante hasta sesenta”. Otros, como el cura Martín González decía:

“querer contar e enumerar las indias que al presente cada uno tiene, es imposible, pero hay cristianos que tienen a ochenta e a cien indias”.

Cuando Álvar Núñez llegó a la región encontró a los bravos y valientes conquistadores en exactamente la situación en la que habían soñado al escuchar lo que les ofrecía el vocero en los puertos de España: tirados en sus casas, sin ninguna intención de trabajar, menos labrar la tierra y menos aún con ganas de dar el lugar de respeto que se merecía el nativo. Sus mujeres-siervas-esclavas no solo les daban placer sino se dedicaban a mantenerlos en todo sentido.

El mismo cura González en otro reporte dijo claramente “y visto por estas mujeres que los españoles las tratan tan mal, de muy aburridas y como gente que no tiene entendimiento, muchas terminan por matarse a sí propias…”

Otro religioso, Luís de Morales, que también menciona el historiador bonaerense, describió de manera contundente cómo era la vida en esta región en la época en la que Álvar Núñez vio nuestros saltos, y sin querer quizás explicó el por qué a la historia centralista oficial le convenía contarnos otras cosas: “quieren vivir a su propósito… y tienen escondidas las indias sobre diez llaves… y las azotan y trasquilan para que hagan su voluntad, y como todos son de la misma opinión se tapa y disimula todo”.

Referencias

Mujeres tenían que ser, Felipe Pigna – Planeta 2011

Mitos de la Historia Argentina, Felipe Pigna – Planeta 2009

Los sometidos de la conquista. Argentina, Bolivia, Paraguay – Ricardo Rodríguez Molas – Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985

La mujer paraguaya, protagonista de la historia – Idalia Flores G. de Zarza – El lector, 1987

The Borzoi Anthology of Latin American Literature – Emir Rodríguez Monegal – Alfred A. Knopf, Inc. 1995

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